Introducción
La adolescencia es una etapa que se caracteriza por ser un período de transición que marca la transformación del ser humano de la niñez a la vida adulta. Es el período de la vida entre la pubertad y la consecución de la independencia en la sociedad (Steinberg, 2010). En este momento se produce la necesidad de buscar nuevas sensaciones, de explorar y de vivir nuevas experiencias que posibiliten la adquisición de las habilidades necesarias para madurar y llegar a convertirse en personas adultas (Spear, 2000). Es una etapa en la que el adolescente explora, arriesga, vive con un menor temor a las consecuencias porque no se valoran de forma completamente racional, hay una mayor impulsividad. En definitiva, se calculan menos los riesgos de las cosas que se llevan a cabo, se busca la experiencia nueva y esto tiene una explicación a nivel biológico. Los avances en Neurociencia pueden dar una explicación de porqué los adolescentes son tan vulnerables a las adicciones. En síntesis, es porque empiezan a consumir sustancias psicoactivas como drogas y alcohol a temprana edad, es decir, antes que su cerebro esté completamente desarrollado.
La adolescencia es el momento de la vida en el que un joven aprende sobre el mundo que le rodea y a encontrar un lugar en él. Ese aprendizaje implica el intentar nuevas experiencias, algunas de las cuales pueden resultar arriesgadas y peligrosas como el consumo de drogas (Moreno y Castillo, 2001).
El incremento de violencia ha tomado auge en los últimos cinco años y ha venido a posicionarse en muchas de las veces hasta  de la voluntad personal del adolescente, haciéndolo sentir incapaz de realizar acciones propias; la falta de apoyo de los padres, las pérdidas y duelos no elaborados, el desconocer sus emociones y ocultar los sentimientos los ha llevado a un estado de confusión y apatía, sin alternativas para alcanzar la estabilidad general propia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define droga, en general, como toda sustancia que al ser introducida al cuerpo produce un cambio temporal o permanente en las funciones fisiológicas, en los sentimientos o en la conducta. Las drogas han sido clasificadas como legales e ilegales. Las primeras son aquellas cuya venta ha sido aprobada mediante legislación en todo el país (Barrenechea et al, 2007; Tapia, 2001; SS, 1999).
Según la Norma Oficial Mexicana NOM-028-SSA2-1999 las drogas ilegales son aquellas cuya fabricación, venta, compra con fines de venta o posesión están prohibidas por las leyes. Se incluyen en esta categoría drogas como la marihuana, la cocaína y los inhalables, o aquellas aprobadas pero que se han obtenido por medios ilegales o usadas para propósitos ilegales (Gómez-Gallegos & Brandes-Moya, 2003; Tapia, 2001). 
En el Centro de  Integración Juvenil de la  Col. Progreso, con sede en Acapulco, se ha observado la falta de confianza en sí mismos y en los demás,  en  los adolescentes con tratamiento de rehabilitación; las etiquetas impuestas por la sociedad y la falta de sensibilización en general han ocasionado la nula respuesta a efectuar cambios personales.
Por otra parte, al menos  2 millones de personas de la Ciudad de México entre 12 y 45 años, son fumadores actuales, mientras que cerca de 3 millones consumen alcohol, además durante mayo de 2007 al menos 133 mil habitantes del Distrito Federal habían consumido alguna droga ilegal (El Universal, 2007).
Además, Chávez y Aguirre (2007), encontraron que la educación, especialmente la publicidad en los medios, son los principales factores que influyen en los adolescentes para que se interesen por consumir drogas legales (sobre todo alcohol y tabaco). A ello se le suma que los menores abandonan la “niñez” más pronto en virtud de la mayor apertura educativa de los padres y maestros, la flexibilización  de las reglas tanto en el hogar como en la escuela. Ante este complejo problema de salud pública y social es necesario redoblar esfuerzos en la prevención y rehabilitación utilizando las técnicas apropiadas para minimizar la problemática, como hacer uso de terapias funcionales.
Es importante el concientizar y enseñar a las (os) adolescentes alternativas para continuar dentro de un estado funcional de salud y capacitarlos para manejar los distintos requerimientos de la vida social, ya que esta habilidad contribuirá a su desarrollo y adaptación.
La aparición de trastornos, su influencia negativa o falta de resiliencia  para afrontar la vida diaria con sus distintos temores e incertidumbres, lleva al adolescente a diferentes estados de incapacidad biológica, psicológica y social. El estudio de la resiliencia en la investigación ha sido escaso en el contexto del consumo de drogas por lo que existe un vacío de conocimiento al respecto. Lo encontrado en la literatura reporta un incremento en la resiliencia al enfrentar riesgos como la convivencia con amigos, familiares y otros consumidores de tabaco, alcohol y drogas. Así mismo, se ha encontrado que la resiliencia aumenta conforme avanza la edad (Martínez 2007; Míguez, López, Vázquez, & Lorenzo, 200; Becoña, 2007). 
Wanild y Young (1993) describen la resiliencia como la capacidad de enfrentar exitosamente un  riesgo, lo cual implica la combinación de habilidades que el joven utiliza para enfrentar cambios, impulsando en el individuo una mayor competencia social, una aceptación de sí mismo y para la vida.  Por lo mismo, la resiliencia se relaciona con el manejo de las emociones interpersonales, académicas, de trabajo, habilidades para la vida y su planificación, de ahí que hay factores personales (autoeficacia, autoestima, asertividad) y factores evolutivos (la capacidad reflexiva cuando afronta nuevas situaciones, la interacción con el medio y apoyo social, la intensidad y duración de circunstancias estresantes o adversas) que se relacionan con dicha capacidad para evitar situaciones de riesgo como el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales entre otras (Martínez, 2007 y Becoña et al., 2006).
La voluntad no es suficiente a la hora de querer poner fin a una adicción. Por el contrario, se requiere de un profundo abordaje profesional que no sólo ayude a la persona a dar el paso hacia un cambio de vida, sino que además complemente el tratamiento con medicación, con un abordaje multidisciplinario acorde para el abandono de la adicción y el sostenimiento de los logros alcanzados. Hoy sabemos que la familia tiene más importancia de lo que se pensaba hace años, durante la adolescencia y en  relación con los iguales  (Kandel, 1996). De ahí que una buena educación familiar es importante. Sin embargo, sabemos que los problemas familiares se han incrementado de modo acusado en las últimas décadas.

Método
Sujetos
Es una población mixta constituida por 16 adolescentes entre 12 y 16 años,  12 varones y 4 mujeres, que han consumido drogas, desde la simple  experimentación,  hasta el abuso del mismo, y quienes fueron captados en el Centro de Integración Juvenil, siendo su participación voluntaria.
Material
Se utilizó principalmente Psicoterapia Gestalt, con ejercicios de integración, técnicas vivenciales, técnica dialogal, técnicas de trabajo corporal, experimentos tales como el test de Machover para obtener datos de la personalidad. Los experimentos permiten poner a prueba la creatividad  del grupo y del terapeuta, dejando de manifiesto la necesidad inmediata de los mismos, favoreciendo experiencias no previstas. 

Procedimiento
La sede del taller se ubicó en el Centro de Integración Juvenil Acapulco, colonia Progreso. Se establecieron ciertos criterios de inclusión: Cupo limitado a 16 personas, con problemas de cualquier tipo de adicción drogas, alcohol o tabaco incluso quienes habían experimentado en alguna ocasión. No se realizó ninguna remuneración económica a los participantes, no obstante se les informó sobre el estudio del que se haría respecto a la adicción.
Se trabajó un taller de  10 sesiones con duración de 4 horas una vez por semana, en las cuales se aplicaron herramientas de psicoterapia grupal Gestalt, dirigidas a la problemática adictiva así como al incremento de habilidades para  fortalecimiento de su autoconfianza y  destrezas de afrontamiento. 
Durante las primeras sesiones se realizaron técnicas de exploración que permitieron conocer las causas  que los llevaron a participar en el grupo terapéutico, con el objetivo de identificar la situación emocional de los participantes a través de diferentes técnicas de contacto, para lograr la integración entre ellos en un ambiente cálido. Se elaboró un encuadre con los lineamientos y temas de trabajo, los cuales consistieron en la puntualidad,   asistencia constante de los participantes, la disposición para hacer los ejercicios, principalmente.  Los temas consistieron en valores, comunicación, emociones y sentimientos, autoestima, asertividad, habilidades sociales, control de impulsos, afrontamiento del estrés, resiliencia, terminando con proyecto de vida.

Resultados
El trabajo psicoterapéutico grupal consistió en la consolidación de normas, en fomentar valores para estrechar la relación entre los miembros de la familia,  así como el aprendizaje de habilidades sociales, de una sana comunicación, expresión de emociones, logrando que los participantes descubrieran el origen de las conductas que desencadenan los conflictos en sus interacciones familiares; así mismo se trabajó el desarrollo de sus habilidades de afrontamiento ante el estrés o situaciones externas. Del  mismo modo se revisó la valoración personal, el desarrollo de sus fortalezas, que influyó en sus planes y estrategias, para hacer  cambios en lo social, en lo material, en lo físico, como en lo emocional.
Las técnicas de intervención utilizadas se basaron en la teoría gestáltica, que promueve algunos principios claves de la conducta, modelando la consciencia y el comportamiento, entre ellas, algunas de integración grupal, tolerancia, responsabilidad, aprendizaje.

Conclusiones 
El objetivo de la investigación ha sido concientizar y enseñar a los adolescentes alternativas para continuar dentro de un estado funcional de salud, al capacitarlos para manejar los distintos requerimientos de la vida social, ya que esta habilidad contribuirá a su desarrollo y adaptación,  incrementando su capacidad de resiliencia, logrando  una mayor adaptación al medio social.
Con base en el trabajo terapéutico grupal, se observó que hay cada vez una menor edad en el inicio del consumo de sustancias, problemas de identidad y una marcada ausencia de convivencia familiar. Al inicio del proceso hubo cierta resistencia, la mayoría de ellos no había asistido a un trabajo terapéutico previo, por lo que se mostraban reacios a cooperar en los ejercicios. Al irse consolidando el grupo refirieron que se sentían en un ambiente de confidencialidad, el cual les permitió abrir una ventana de comunicación expresando sus sentimientos y vivencias, la falta de contacto afectivo con sus familiares, el abandono de alguno de los padres o la ausencia de supervisión, lo cual les induce a buscar medidas alternativas como drogas, grupos a los cuales pertenecer, sin importar su naturaleza y consecuencias, algunas que ponen en riesgo su vida.  
Se propone concientizar a los padres y tutores acerca de las necesidades afectivas de los adolescentes, elaborando un programa integral, centrado en el rescate y apoyo de los mismos en situación de vulnerabilidad, sumando la participación de los terapeutas para la aplicación de talleres, involucrando a los padres de familia como factor principal de cambio. Se considera que es de suma importancia incorporar el trabajo psicológico en las aulas como parte de la currÍcula para favorecer el crecimiento personal  del  adolescente. 

Referencias
Becoña, E. (2000). Los adolescentes y el consumo de drogas. Papeles del Psicólogo, pp. 77, 25,32.
Campos, A. (1988). Manual de prácticas de Psicología Básica. Barcelona: Grupo editor Universitario. pp 15-23.
Cerezo, N., Ruiz., Jiménez., Peruila, J., L., Vicente, J. y Rodríguez. (1996). Prevalencia del consumo de drogas entre los escolares de BUP de Córdoba, Adicciones, vol. 8(2),  pp. 219-234.
Chávez y Aguirre. (2007). Las drogas y sus hijos: como mantenerlos a salvo: Contenido México.
El Universal. (2007). Factores asociados al consumo de drogas en adolescentes en la ciudad de México.
Moreno, E. y Castillo. (2001). Discrepancias en la percepción de los conflictos entre padres e hijos a lo largo de la adolescencia. Anales de psicología, 17(1),  p. 13. 
Minuchin, S. (1998). Familias y terapia familiar. Argentina: Gedisa.
Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de drogas. (2000).