Nadie es viejo porque nació hace mucho tiempo o joven porque nació hace poco. Somos viejos o jóvenes en función de cómo entendemos el mundo, de la disponibilidad con la que nos dedicamos curiosos al saber

Esta frase, del pedagogo y escritor brasileño Paulo Freire, que se refiere a la ancianidad como un estado anímico y mental, está lejos de la representación del término vejez en el imaginario colectivo. La sociedad actual asocia el término  «tercera edad» con características peyorativas o idealizadas, ambas distorsionadas de la realidad y que no hacen más que minusvalorar esta etapa de la vida por la que todos vamos a pasar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de los riesgos que entrañan los estereotipos entorno a este colectivo, que en apenas 30 años representará el 22% de la población mundial.

Es frecuente relacionar vejez con la pérdida completa de autonomía física e incapacidad mental. En la esfera pública, las personas mayores se reducen al ámbito doméstico y de escasa motivación personal y sexual. La idea de que su mentalidad es más conservadora y desactualizada es otro canon asociado a la vejez, al igual que su predisposición a la intolerancia y al mal genio.

Conformismo del anciano

Pero no solo estas características negativas producen una imagen errónea de la vejez y establecen un comportamiento homogeneizado a partir de cierta edad. Rasgos que podríamos clasificar de positivos como la serenidad o la ingenuidad, también desvirtúan la personalidad de quien, al fin y al cabo, es un ser humano con identidad propia y, salvo enfermedad, con las mismas facultades mentales que aquellas personas de menor edad.

Estos estereotipos han calado de una forma tan profunda en la sociedad que las propias personas, llegadas a una edad, asumen ese rol en su comportamiento cotidiano y se acomodan en esos clichés preestablecidos para encajar en su entorno. Un estudio de la Universidad de Salamanca, publicado en 2010, abordaba este tema a través de una investigación que constataba como las personas mayores se ven influenciadas por estos estereotipos negativos hasta tal punto que perdían el interés por aprender o recordar.

Divino Maestro apuesta por un envejecimiento saludable en el que los estereotipos de edad no tengan cabida y en el que la sociedad se conciencie del gran activo que supone rodearnos de personas mayores.

En nuestro hogar para adultos mayores estamos comprometidos a cuidarlos en un lugar donde reinan la comprensión y el cariño.