Introducción
Cuando se habla de autoestima pudiera parecer un tema bastante común y hasta cierto punto sencillo de abordar, en donde a veces se genera la sensación de saber todo lo referente sobre el mismo e incluso opinamos y damos consejos ante diferentes situaciones a las que nos enfrentamos, sin tener un claro concepto de la palabra como tal, pero abordar dicho tema va más allá de dar opiniones superficiales, pues se considera que al retomar dicha temática se debe visualizar con todas las implicaciones que esto conlleva y tomar alternativas fundamentadas para tratarla en su momento y prevenir posibles trastornos psicopatológicos a los que se  asocia la baja autoestima.

Podemos pensar que los niños en la primera infancia se encuentran protegidos de estos peligros, sin embargo, se menciona que el niño puede elaborar por sí mismo una visión realista sobre sus propias capacidades, por otra, la actitud del adulto impide dicha elaboración realista y  fomenta la visión de un “súper-niño” capaz de cualquier cosa, no obstante, existen otros elementos en el mundo del niño que limita esta valoración  positiva de sí mismo, por una parte, la crítica de los padres cuando no se actúa de forma correcta y, por otra, el inicio de la consideración de los juicios de los iguales (Giménez y Mariscal, 2008).

Es importante la valoración de los padres ya que constituye un elemento fundamental, sobre el que se asienta la autoestima de los niños, sobre todo en la primera infancia.
Craig y Baucum (2009) señalan que: 
La autoestima, está estrechamente relacionada con el autoconcepto y la autoeficacia. Que existen cuatro fuentes principales de autoestima: la relación emocional del niño con los padres, su competencia social con sus compañeros, su progreso intelectual en la escuela y las actitudes de la sociedad y la comunidad hacia ellos (p. 258). 

Los niños que son amados y deseados, cuyos padres son cálidos, protectores, preocupados, interesados y activos en la tarea de guiarlos, tienden a desarrollar una autoestima positiva. Así mismo, a medida que los niños se van desarrollando, la competencia social se convierte en un componente creciente de la autoestima. El éxito en la escuela también se relaciona con una autoestima elevada, ya que es difícil sentirse bien con uno mismo cuando se va mal en la escuela. Y por último, la autoestima se ve influida por las actitudes de la sociedad.

Los niños requieren constantemente aprobación de los adultos, sobre todo de las personas significativas para ellos, ante diversos actos, dudas y para verificar y/o comprobar sus hipótesis ante la vida. Cuando se dan cuenta de que esta no es sincera o real piden la opinión de  otras personas, que realmente cubran en ese momento su necesidad, influyendo así, en su autoafirmación.

Así mismo, sus instancias psíquicas se encuentran en proceso, por lo que, al respecto, el autocontrol, autoafirmación y autorrealización se van fortaleciendo con sus experiencias, opiniones y seguridad que le proporcionan los otros, al inicio con las de sus padres, después con sus pares hasta ampliarse a diversos contextos.

Existe una gran influencia del entorno en que se desarrolla el niño y de las experiencias significativas que surgen con las personas cercanas a él, sean positivas o negativas, determinan parte importante de la formación de su yo y de su futura personalidad.

Cabe señalar, que para trabajar la autoestima se eligió el enfoque de la terapia centrada en el niño, que se basa en la suposición de que cada individuo lleva dentro de sí mismo, no solo la habilidad para resolver sus propios problemas de una manera efectiva, sino también el impulso de crecimiento que hace que la conducta madura llegue a ser más satisfactoria de la conducta inmadura. La terapia centrada en el cliente (niño) es una filosofía sobre la capacidad humana que enfatiza la habilidad que existe en todo individuo para ser auto directivo. Es una experiencia en la que participan dos personas y que da unidad a la finalidad de aquella que busca ayuda; el realizar  tan plenamente como sea posible su autoconcepto y el convertirse en un individuo que logra satisfacerse a sí mismo, que fusiona en un todo cualquier conflicto entre las fuerzas internas de su Yo o entre el autoconcepto interno y la conducta externa. 

Virginia Axline (1981), creadora de la terapia de juego no directiva o centrada en el cliente, hace una gran distinción entre este tipo de terapia y otros métodos: “La terapia de juego puede ser directiva en cierta forma, es decir, el terapeuta puede tomar la responsabilidad para guiar e interpretar, o puede ser no directiva, el terapeuta puede dejar la responsabilidad y dirección al niño” (p. 85). De esta manera, los otros términos que se aplican a la terapia de juego centrada en el cliente, centrada en el niño o como Axline sugiere, autodirigida es que enfocan al niño como la fuente de su propio crecimiento positivo y dirección terapéutica. Le ofrece al individuo la libertad de ser él mismo sin enfrentar la evaluación o presión para cambiar. 

Axline (citado en Schaefer y  O’Connor, 2000) describe este proceso como: “una oportunidad que se ofrece al niño para experimentar el crecimiento bajo condiciones más favorables” (p.18). Esto es, al jugar con sus sentimientos, el niño los trae a la superficie, los encara, aprende a controlarlos. El tipo de terapia que aquí se describe está basada en una teoría positiva de las habilidades que posee el individuo. No limita ningún aspecto del crecimiento personal. Es una terapia abierta, activa, que comienza en la etapa en que está el individuo y permite que ésta llegue hasta donde él es capaz de hacerla.

El terapeuta centrado en el niño, crea una atmósfera que permite al niño normalizar su conducta, es decir, tiende a corregir conductas extremas en la misma forma que ciertos medicamentos tienden a establecer la normalidad en los procesos fisiológicos, sin importar si el problema es un exceso o deficiencia de la dimensión relevante.

Para finalizar, West (2000) menciona que “la relación terapéutica centrada en el niño es diferente. El niño y el terapeuta de juego se unen en sociedad, como con trabajadores. El punto central consiste en validar al niño” (p. 182). 
A continuación se presenta el desarrollo del trabajo terapéutico a través de un estudio de caso, haciendo la descripción de los recursos y procedimiento, así como los resultados obtenidos que determinan el alcance del objetivo planeado.

Método
Sujeto
El presente estudio de caso, trata de un niño de cuatro años, Leo, quien vive en Toluca, Estado de México y cursa el tercer grado de educación preescolar, en una escuela particular. Es el hijo menor, de una familia conformada por padre, madre y una hermana un año mayor que él. Desde el inicio de ciclo escolar, el niño se notaba ausente, sin participación ni integración en las diferentes actividades. Al dar las instrucciones de trabajo no respondía ni había ningún tipo de reacción de su parte, se mordía y chupaba los dedos constantemente, así mismo, en sus trabajos, requería motivación al inicio-desarrollo-término o de lo contrario no los culminaba. En los momentos de recreo generalmente se encontraba solo. En casa, la mamá reporto cambios significativos en su conducta, al mostrar poca motivación para asistir a la escuela, en algunas ocasiones enuresis nocturna y diurna, se le dificultaba realizar actividades de autonomía, como vestirse-desvestirse, guardar sus objetos personales en su lugar, manifestando que “no puede”. 

Herramientas
En la fase de diagnóstico, se recurrió a las siguientes técnicas para detección de necesidades y conocer los intereses del niño, con apoyo de su mamá.
a)    Entrevista estandarizada a los padres de familia, con la finalidad de integrar su historia de vida.
b)    Técnica del dibujo de Corman que explora la adaptación del niño al medio familiar, donde el niño crea y recrea su visión del mundo que le rodea, informando acerca de los aspectos de su personalidad que se ponen en juego en su vida familiar.
c)    Test de Apercepción Infantil CAT-A, su uso permite conocer y obtener una información muy rica respecto a la estructura de la personalidad del niño, acerca de las características de la vida familiar que le rodea (su dinámica), así mismo permite explorar la actitud y comportamiento del infante frente a los problemas de crecimiento, la sexualidad, la  socialización, que forman parte de su vida en estos primeros años.
d)    Técnica de las características familiares: a través de diversas figuras (animales, objetos, transportes y personas), el niño ubica a su familia, dándole características personales a cada miembro, indagando sobre la relación que existe entre cada una. 

En la etapa de intervención, como se señaló anteriormente, se trabajó con el enfoque de Terapia Centrada en el Niño o no Directiva, en donde, como menciona  Axline (1981, p. 50), el niño empieza a darse cuenta de su potencialidad para ser un individuo, pensar por sí mismo, tomar sus propias decisiones, hacerse más maduro psicológicamente y con lo anterior, tomar conciencia de su individualidad. El tomar conciencia de la individualidad es la meta de la terapia de juego no directiva. La terapia no directiva no debe ser considerada como un medio para sustituir una conducta “no deseable” por otra más aceptable de acuerdo con las normas fijadas por el adulto. El tipo de terapia que aquí se describe está basada en una teoría positiva de las habilidades que posee el individuo. No limita ningún aspecto del crecimiento personal. Es una terapia abierta, activa, que comienza en la etapa en que está el individuo y permite, que ésta llegue hasta donde él es capaz de hacerla. Hasta terminar las 24 sesiones, el niño fue trabajando sus sesiones de acuerdo a sus necesidades. En donde, por iniciativa hizo uso de diversos recursos que se encontraban en el consultorio como: la casa de muñecas, la cocina, bloques, masas, crayolas, animales, rompecabezas, bebés.

Para la fase final, el niño le fue dando un giro a las temáticas que abordaba, su actitud fue cambiando de forma positiva, logrando dar solución a sus conflictos a través del juego y poderlas llevar  a sus experiencias reales, a darse cuenta de que si puede hacer las cosas, a autoconocerse, experimentar diversidad de sentimientos y como resultado mejorar su autoestima.

Procedimiento
El trabajo inició con este pequeño, al ser canalizado por su docente al Departamento de Psicología de la misma escuela y comenzar a darle seguimiento.
Posteriormente se continuó con la etapa de evaluación, en la que a través de los instrumentos aplicados, se pudo realizar un reporte acerca de las necesidades emocionales de Leo. Con los resultados obtenidos se procede a trabajar la Terapia de Juego con enfoque Centrado en el Niño.
En la primera y segunda sesión, Leo trato la relación que tiene con su papá y los sentimientos de enojo y agresión hacía él. En la sesión 3, realizo preguntas sobre características del tigre mostrando inquietud sobre la fuerza y poder de este animal. Así mismo, manifestó haber soñado con ser un león chiquito haciendo referencia también a los bebés que son frágiles y sensibles. Leo se encuentra en esta disyuntiva de su fragilidad y el poder que vive en casa por parte de su papá.
En el desarrollo del juego (sesiones 4 y 5), mostro poca tolerancia a la frustración al decir repetidas veces, que no “podía” hacer la figura, “mandando” al terapeuta que lo haga. Al proporcionarle un poco de ayuda se mostró con  más seguridad y atento al ver las piezas que seguían, sin embargo, al quererlo hacer solo busca constante apoyo y aprobación. En las sesiones 6 y 7, tuvo curiosidad por realizar un dibujo con colores y realizar con bloques de construcción una jirafa, regresa su baja tolerancia, así mismo, su inseguridad al preguntar ¿cómo es?, ¿cómo lo hago?, y decir en repetidas ocasiones “no puedo”…. Al encontrar un carro, dentro del consultorio (sesión 8), recordó una experiencia relacionada con un carro que tenía como parte de sus juguetes, que al enojarse lo avienta y como consecuencia se rompe su carro, expreso verbalmente el motivo que ocasiono que reaccionara de esa forma, así como la consecuencia que tuvo al aventarlo, fue un momento de reflexión y cierta tristeza para Leo. Sigue pidiendo ayuda para hacer las cosas, de lo contrario se enoja y ya no continúa (sesión 9). En la sesión 10, se tuvo retroalimentación con la madre, para conocer el impacto de las sesiones realizadas, se coincidió que Leo en casa como en la terapia, continua con la baja tolerancia. En la sesión 11, dos semanas después de un periodo vacacional de dos semanas, le fue un poco difícil volver al ritmo de las sesiones anteriores, estuvo distante y ajeno a los materiales. En la sesión 12, a diferencia de las otras sesiones decidió empezar a jugar con los bebés y conforme paso el tiempo creó una situación familiar real, que vive día a día, con prisas, con miedo ante el carácter del papá.  En la sesión 13, Leo llego muy contento, al entrar su mamá me comento que estaba preocupada, porque, desde la semana pasada había vuelto hacerse del baño por las noches. El desarrollo del juego, fue de supervivencia entre los animales. Realmente disfrutó este juego, de matar y de ser el animal que ejerce poder sobre los otros, hasta que se terminó el tiempo. Salió muy tranquilo. En la sesión, 14 y 15, disfruto el juego de supervivencia entre animales, llama la atención la prevalencia que tiene sobre los animales fuertes de los débiles y las guerras constantes que surgen durante todo el trayecto, el esconderse del animal fuerte. En la sesión 16, el juego fue al escondite y a atraparnos, realmente disfrutaba correr, estar al pendiente de que no se le atrapara, esconderse y que también el terapeuta lo hiciera. En la sesión 17, toco la marimba empezó hacerlo con fuerza, conforme fue cantando, el sonido fue cambiando hasta hacerlo más suave y la letra de la canción con un final, en el que reflexiona sobre lo que está pasando con los peces y da una mejor solución al integrarse con sus amigos los peces. En la sesión 18, decidió armar rompecabezas, al inició comenzó expresando ¿cómo lo hago?, “no puedo”, sin embargo, poco a poco le fue dando respuestas a su misma inseguridad hasta terminarlo. En la sesión 19, está más tranquilo y consciente de que puede realizar las cosas que se proponga, así mismo, va incluyendo de forma espontánea y libre, soluciones más congruentes y aceptadas por él mismo.
A partir de las siguientes sesiones, antes de continuar se habló con Leo acerca de que ya estaban por terminar las sesiones, que era importante que lo supiera ya que ha aprendido muchas cosas y ya es tiempo de concluir. En la sesión 20, hay integración de los animales y ayuda cuando lo necesitan. Desde que llego, se observa tranquilo y con muy buena disposición para jugar. En la sesión 21, se dio cuenta que enojándose no lograba su propósito, demostrando que sí se puede. Fue gratificante, lo reflexivo que se volvió en esta parte. En la sesión 22, Leo se está dando cuenta de todo lo que puede realizar sin enojarse, se observó más resolutivo, persistente y tolerante cuando las cosas no salían como él esperaba. En la sesión 23, decidió hacer un dibujo, aunque no es muy gráfico, tuvo la iniciativa y el interés por hacerlo, como una forma de demostrar que tiene más seguridad e iniciativa.
En la última sesión, demostró que los animales independientemente del poder que representa cada uno, lograron vivir juntos. Leo aprendió a darle solución a sus conflictos enfrentándolos de forma sana al no pelear, así mismo, al interactuar con los animales que representan fuerza y poder.

Resultados
De acuerdo al objetivo planteado se obtienen los siguientes resultados que la terapia de juego favoreció en Leo:
-    Le permitió a Leo, determinar la forma en cómo utilizar las sesiones de acuerdo a la necesidad que tenía en ese momento.
-    A expresar de forma libre y espontánea sus emociones.
-    A enfrentar la figura de autoridad de forma sana.
-    A sentirse seguro para expresar su enojo e inseguridad.
-    A experimentar sus diversas emociones.
-    A no sentirse culpable con sus sentimientos de enojo.
-    A resolver y canalizar de forma sana sus emociones.
-    Propicio el trabajo en torno a su baja tolerancia a la frustración.
-    Darse cuenta de otras alternativas para solucionar sus problemas.
-    Obtuvo experiencias de logro, que le hicieron sentirse realmente valioso a sus propios ojos.

Conclusión
Desarrollar la autoestima es desarrollar la convicción de que uno es competente para vivir y digno de ser feliz, y por lo tanto equivale a enfrentar la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, lo que nos ayuda a alcanzar nuestras metas y experimentar plenitud. Desarrollar la autoestima es ampliar nuestra capacidad de ser felices.
La tarea y el reto humano primario, consisten en llegar a ser nosotros mismos. En cualquier punto del camino puede interrumpirse el proceso, frustrarse, bloquearse o desvirtuarse, de tal forma que la persona quede fragmentada, escindida, alienada, detenida en uno u otro nivel de madurez mental o emocional. Y es aquí, donde entra el trabajo del psicoterapeuta infantil, en las primeras relaciones de la niñez, en donde, se hace posible la aparición del yo o bien el terror y la inestabilidad que descompone el yo antes de que se forme completamente. Por lo que es importante, que el terapeuta que tiene un paciente que presente baja autoestima, en primera instancia respete el ritmo, la forma de trabajo y las resistencias del niño, proporcionándole un espacio en donde se sienta seguro para expresar sus emociones y someter a prueba sus propias y nuevas formas de ser, que llegue al centro de las confusiones, ansiedades y conflictos, que experimente lo que no puede expresar mediante el lenguaje y, por lo tanto, utilice el juego para formular y asimilar lo que experimente.
A través de la intervención que ahora concluye, se demuestra la factibilidad de la Terapia de Juego, para mejorar la autoestima del niño, haciendo énfasis en la Terapia de Juego no directiva, en la que, se considera importante agregar la participación de los padres de familia en algunas sesiones para aumentar la probabilidad de que su hijo aprenda comportamientos de apoyo a la autoestima. 

Referencias bibliográficas
Axline, V. (1981). Dibs en busca del yo. (7° ed.). México: Diana.
Craig, J. y Baucum, D. (2009). Desarrollo psicológico.  (9° ed.). México: Prentice
Hall.
Giménez, M., y Mariscal, S. (2008). Psicología del desarrollo desde el nacimiento
 a la primera infancia. España: Mc Graw Hill.
Schaefer, C. y O’Connor, K. (2000). Manual de terapia de juego. Vol.1 y 2.
México: Manual moderno.
West, J. (2000). Terapia de juego centrada en el niño. México. Manual moderno.

Autora:
Fabiola Zeta Hernández
Maestría en Desarrollo y Psicoterapia Infantil

//www.unicarlrogers.com.mx