México es un país de composición compleja, elaborada, barroca si se quiere ver así. Esa es la idea central que Francisco Athié desarrolla (con bastantes tropezones) en El baile de San Juan, una especie de mosaico hecho a base de historia dramatizada y salpicada de ficción colonial que en un comienzo nos ... más» México es un país de composición compleja, elaborada, barroca si se quiere ver así. Esa es la idea central que Francisco Athié desarrolla (con bastantes tropezones) en El baile de San Juan, una especie de mosaico hecho a base de historia dramatizada y salpicada de ficción colonial que en un comienzo nos esboza una historia de amor entre dos jóvenes novohispanos y que después muta a una fábula de sincretismo entre lo católico y la religión azteca. Así como lo leen. A pesar de una introducción tan rebuscada, El Baile de San Juan cuenta con varios aciertos que si bien no sacan la cinta a flote, sí le asignan valor y puntos extra a la producción. Se nota que el trabajo de investigación fue arduo y se ve incluso en la ropa de los personajes, la manera de hablar y los decorados. Hay también una comprensión de esa época en la historia de México que en otras propuestas se ha obviado bastante más. Athié investigó pues de entrada, si su plan es o era que la época colonial se revalorara y que el México contemporáneo se viera en el espejo de la Nueva España, era necesario que lo que se contara en su película tuviera una base no solamente creíble sino incluso verificable. El caso de herejía que aparece de repente en la historia (así es, la película se revuelve aún más) es parte de ese proceso. La inquisición haciéndola de poder judicial. El virrey usando y abusando del poder que se ha depositado en él. La virreina en tratos bastante oscuros no solamente en el plano sexual sino en el político. La pobreza de la población. El baile de San Juan, más que retratar la danza en cuestión, es el baile de todos estos ingredientes en una historia que, desgraciadamente, hace agua en todos sus enormes huecos. El conflicto real no existe; la pareja desaparece como si se derritiera; el tono es demasiado serio (es decir, se la creyeron); el resultado de todo es una total indiferencia de nuestra parte hacia los personajes que, por otro lado, aparecen en situaciones que no llevan a nada y resurgen en otras en las que probablemente no deberían estar. Una lástima que con un buen soporte técnico como la fotografía y el diseño de arte, El Baile de San Juan se sienta tan desacompasado. El minuet es un ritmo que debe estudiarse. (Erick Estrada, Cine Garage)   menos«